Poemas propios

domingo, diciembre 20, 2009

Desvaríos

 

Desde el voyeur invisible
establezco mi trinchera.
Dispongo sobrias complicidades,
abro cartas
escudriño en el destino,
cabrón él que incomoda

a los campanarios dormidos
de esta ciudad clara.

Así es la trastienda

de los atardeceres culpables
amarillos de tanto asolearse.

De gala viste el ocaso

en los puertos donde se bautizan las naves.
Barcos que aun no son tristes,
que flotan ingenuos

sin saber de soledades.

Beso por fin
el cáliz de nuestra sangre,
olvidado, quebradizo,
sin redenciones de martirios,
ni mareas bravas, que obran caricias
de mis noches malditas, imaginadas.

Camino

 

Los pasos, uno a uno se van convirtiendo

en el camino que ya aprendí,

píes descalzos, rodillas sangrantes,

pero sin dolor,

la pena ha quedado en la última curva.

 

He estado varado en los cuerpos,

he caminado por las espaldas,

he devorado labios rojos,

he invadido pechos, vacios y llenos.

 

Aprendí a estar desnudo,

a lamer mis propias heridas,

a sonreír a las infinidades

de no entender.

 

Dos almas he parido,

dos almas me han parido,

entre almas he buscado

el sendero que sólo me lleve

bajo un árbol callado.

 

Tengo en el balcón 

cien pares de alas colgadas,

esperando.

martes, diciembre 08, 2009

De Amapolas

 

“A Daniela y Vicente,

él gorrión y ella gigante”

 

 

vacaciones de invierno 2005

¡Para!

que con tu crecer despiadado,

rompes la bóveda celeste

a cada segundo.

 

Hoy, que no eres estrella fugaz

y tus ojos miran de frente a las nubes,

dile a ese gorrión de ojos verdes

que su padre se derrama

una y otra vez por Ustedes.

 

Cuéntale un cuento de Amapolas,

dile que ya vengo, es que él no sabe

que me he ido a la guerra cotidiana.

Dile que me fui a recoger las flores,

que de ellas haremos el pan,

y que la mesa estará servida

de risas y besos en copas de celofán.

 

Vendrán a mi casa, tu gigante y él gorrión,

a estallar los cristales con risas,

a iluminar las estanterías,

donde guardo las fuerzas,

de ser,

de seguir,

de mantener el pecho alzado.

 

Y en esas horas,

la tregua será infinita,

como infinito es el silencio

detrás de esa puerta diaria

cuando no están.

 

Y me dijiste que tenía que quedarme cerca

porque tu querías tener tres gigantes o gorriones,

porque quieres verme abuelo algún día.

Pero yo no soy gigante,

me hicieron hombre y pequeño,

no soy de roble, soy de carne y rezo,

tengo un corazón también de amapolas,

ese que me robaste aquella noche de invierno.

viernes, diciembre 04, 2009

Adjetivo

 

 

Hombre de carne y rezo,

de tonterías afiladas,

un ser de todo pero no tanto,

rey de los rincones sombríos,bb

silencio es lo que mejor corre

por las venas.

 

Péndulo de hilo frágil,

función rotativa,

cinta  antigua inflamable.

Lágrimas veritas,

sonrisas veritas,

iras veritas,bb

todo inevitable.

 

Manos que danzan,

heredero de la calvicie,

brazos y piernas fuertes,

viajante de media cama,

infinitas contraindicaciones.

 

Lengua libre, amante,bb

piel adicta, abrazos,

susurros, declaraciones,

nombre sin rostro,

todo en un mismo saco.

 

Lista interminable.

jueves, diciembre 03, 2009

De Secreto

 

Esta noche El Plata se despeina

y las naves equilibran sus luces

en el horizonte de fantasía.

 

Los bramidos negros, tibios,

entorpecen la melodía estrellada

amenazante de sueños que no duermen.

 

Es otra noche de recuerdos humanos,

etiqueta negra del humo,

cama vertical, vida vertical,

ternuras lejanas.

 

El flaco me lanza sus últimos

raspados sonidos,

y la Idea me saluda

desde la mesita de noche.

 

¿Cómo sería si quisieras escuchar

mis sonrisas esta noche?

Si solo me quedan mis brazos

que se enredan buscando

tu presencia frente a mi pecho,

esos brazos que marcaste

con tus sueños de noches resignadas.

 

Han sido tantas las ventanas,

tan pocos los motivos,

y una imagen cariñosa solitaria,

de estas habitaciones diseñadas

para el complot de no poder tenerte.

 

Me había disfrazado de todo en la vida,

pero nunca de secreto.