Escribir una sonrisa,
dibujar miles de versos
y danzar a la orilla de un arrebato.
Comprar helados con mis hijos,
beber el agua fresca de una nueva mirada,
vender y comprar sueños,
de vez en cuando regalarlos por un beso.
Descubrir que mi padre
escuchaba música
sólo con cerrar los ojos.
A los treinta y tres
encontrar un amigo de cinco.
Traer agua entre las manos,
respirar tan profundo, que el aire
llegue ahí donde el amor se rinde.
Tenerle paciencia al verano,
extrañar las noches de invierno.
Morder el polvo, una, diez,
mil veces sin llorar por ello.
Llorar por lo que si valga la pena.
Despreciar al sol desde la aurora y
hasta el atardecer que ya no incendia.
Aprender a comer frutas,
descubrir que diablos significa “Ensalada”.
Después de haber vagado por tantos rincones,
Enamorarse siempre de esas mareas negras
en las almohadas blancas de mis días.
Esta es la vida, lo demás no es nada.
La foto: Personal, en Antigua Guatemala por ahí por el 2006.
La música: Blue in Green de Miles Davis, Álbum: Kind of Blue.