Poemas propios

domingo, diciembre 20, 2009

Desvaríos

 

Desde el voyeur invisible
establezco mi trinchera.
Dispongo sobrias complicidades,
abro cartas
escudriño en el destino,
cabrón él que incomoda

a los campanarios dormidos
de esta ciudad clara.

Así es la trastienda

de los atardeceres culpables
amarillos de tanto asolearse.

De gala viste el ocaso

en los puertos donde se bautizan las naves.
Barcos que aun no son tristes,
que flotan ingenuos

sin saber de soledades.

Beso por fin
el cáliz de nuestra sangre,
olvidado, quebradizo,
sin redenciones de martirios,
ni mareas bravas, que obran caricias
de mis noches malditas, imaginadas.

1 Comentarios.De ellos me alimento.:

Maria Coca dijo...

Bello poema.

Feliz Año Nuevo.