Cambiaré esta oscura noche
por una canción perdida,
en el fondo de tantos
caminos sólo soñados.
Volveré siempre a medir mis fuerzas
con los destierros del cariño sombrío.
Gritaré tempestades,
porque el hombre carece siempre
de sus epistolares consuelos,
cada vez que solo camina
entre espacios vacíos.
Se viene la ola nocturna,
sobre un país que no conozco
y me conoce.
Volaré una vez más
en el antojo inconsciente
de los besos perdidos.
No llores, ni te estremezcas
no quiebres en llanto,
que el momento desolado
está porque volaste muy alto.
Se secarán las palabras
no antes que se acaben las piedras,
y el amor renacerá de un consuelo,
de millones de abrazos formados.
Quiero lo que no quiero,
me estremece el camino.