Mi vieja corretea como siempre
ha correteado tanto en estos
sus territorios,
nada fugaces, los de siempre,
los que se saben de memoria
sus pasos apurados entre la olla
y las preocupaciones que eran,
las que son, y serán
hasta que ya no esté.
Mi viejo ya no corretea,
el ya correteó por otras tierras
por millones de cerros que sólo
querían entregar su riqueza
en forma de metales, de materiales,
de tesoro mineral.
Los tangos suenan mejor acá,
es que también se saben estos rincones.
Y los perros, sus perros reencarnados
tantas veces, retozan confiados
en que son infinitos, en que
se reencarnarán siempre que
los viejos estén por ahí, ella correteando,
y él, bueno él viendo corretear
mientras recuerda.
Imagen: Alcornoques viejos, óleo, 70 x 60, de Tomi Caballero. Más imágenes de estas en http://bosquecolorin.blogspot.com/
1 Comentarios.De ellos me alimento.:
Espero que esos viejos a los que adoramos por sobre todo no dejen nunca de corretear. Si no sintiéramos sus pasos en esos pisos desgastados de tanto ajetreo y entre esas muros medios a mal traer por el tiempo, no seriamos los mismos porque una parte de nuestra propia historia se iría con esos correteos ausentes...
Este fin de semana estuve feliz de escuchar a mis viejos en sus correteos.
Un beso
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