“Y me envenenan los besos que voy dando” (J. Sabina)
Cuando el mundo entero no alcanza,
cuando las bestias de la confusión
descalculan las verdades,
cuando los labios se secan sin condición,
la vida comienza oscura.
Son los demonios de la nada los que se derriten,
son las brisas onduladas de los cabellos
en las almohadas húmedas
las que se pierden en los recuerdos
de las lágrimas conversas sin fe.
Ya no habrán gemidos congelados,
ni piernas enredadas durmiendo exhaustas,
ya no habrán utopías cansadas de esperar,
se acabaron las entradas con versos y besos,
se acabaron las salidas obligadas para llorar.
Se toman mi fortaleza desde las almenas
y me cobran cada uno de mis pecados.
Y exilio malditos
en los estantes imaginarios
los dos mil tomos que no me dejaron escribir.
El corazón en oferta, y las caricias a los perros,
son sobras caras, pero sobras al fin.
A estas horas el olvido, no alcanza
ni para odiar a la madrugada.
0 Comentarios.De ellos me alimento.:
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