Y entonces se viene la noche
avanzando a cada segundo,
arrancando de la luna
que envuelve a los amantes en su luz.
Quienes caminamos por las avenidas
sin mostrar nuestro rostro,
vemos que algo ronda por las calles.
Los que tienen donde dejar sus besos,
se ríen cada cinco segundos, aunque sea para dentro,
aunque sea en silencio, aunque ella no lo note,
aunque a nadie, salvo a mi, le importe.
Y hace frio, quién pudiera negarlo,
y en estos versos olvidables
guardo esta noche, que se duerme callada,
que descansa tranquila,
que no importa nada.