Ha salido el sol,
no hay nada que temer,
está todo en tus manos.
A qué habría que temer, si los amores
vuelan como han volado siempre,
si las miradas están llenas de luz
aunque no se encuentren,
si en la cocina aún queda olor a pan tostado.
No existe la distancia cuando
son los corazones los que se abrazan,
ni existe el tiempo,
si sólo hace un segundo,
como en todos los segundos
bailabas en mi balcón.
Que importa si los besos son de salva
y las caricias nada más que una danza,
que se repite tanto que ha dado forma al aire.
Y en esta locura de mirar la ciudad
desde las no tan altas alturas,
te encuentro en cada una
de esas cumbres con ventanas,
mirando hacia donde me iré a caminar.
Para liberar aquel sol que guardábamos
rompo el cristal con un beso suave,
y me lo llevo a recorrer esos campos,
sembrando memorias
para cosechar tibias frutas en el pecho.
Yo se que vendrás y te conoceré
y me conocerás,
seremos uno como hemos sido siempre
hasta que llegue la hora de partir
como ha sido siempre.
Tendrás un nombre y yo versos innumerables
para recibirte, para tenerte, para detenerte
para despedirte, para extrañarte.
Te bendigo amor, porque veo a Dios en ti,
porque el universo te trajo
justo en la momento en que mis brazos se abrieron.
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3 Comentarios.De ellos me alimento.:
Tu palabra de hoy tiene el sonido del río, el aroma a las cosas preciosas.
Namaste
MaLena.
y... el que me roba ahora una làgrima eres Tu ...
Puoro lirismo en cada uno de los versos.
Saludos
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