Ven conmigo,
toma mi mano ciega, dormida,
y muéstrale nuevamente
el camino de los versos.
Deja que mi cuerpo sienta lo que sueña
cada noche en que sin encontrarnos
nos abrazamos.
Engánchame en un beso tibio
que aferrado a él saldré del olvido.
Permite que mi lengua pruebe
para asegurarme que eres tu quien me salva,
y no tu recuerdo, no tu fantasma.
En ofrenda te dejo mis brazos,
mi pecho, mis manos y tu favorita
mi espalda.
Y que más da,
si ya nada más me queda,
en ofrenda te dejo también mi alma.
Imagen: Sombra en la Rambla. Montevideo, Mayo 2012. (todos los derechos reservados)
0 Comentarios.De ellos me alimento.:
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