Ni los versos
ni la realidad,
han sido alguna vez
suficientes
para apurar o detener
el camino de las aguas.
El sauce que ve pasar el río,
llora
porque sabe,
nunca se irá en él.
El mar no es para todos,
dice la lección
aprendida en los tiempos
primigenios del dolor.
En silencio
nada más acaricia
con sus ramas la corriente.
Así fue maldito,
y ni el invierno
le dejará perder sus hojas,
por miedo a las historias
que en sus cartas
a las olas contaría .
El sauce sólo ama esas aguas
y las llora cuando se van.
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0 Comentarios.De ellos me alimento.:
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