Poemas propios

viernes, febrero 12, 2010

Ay Señora

 

Ay Señora,

su imagen es como las olas de mi mar pacífico,

va y vuelve en cosa de segundos,

pero su frio al final termina por acostumbrar

y casi no se siente.

 

Hasta su recuerdo se cansó de esperar

por usted en mi casa,

se ha largado a caminar por ahí,

y aunque es cierto que me hace emboscadas

en los peores momentos,

no es menos cierto que también

la extraña con la melancolía y las lágrimas

del que come sueños y duerme mentiras.

Es que soy yo lo único de usted que le va quedando.

 

En estas noches en que su desnudez

no adorna mi casa

y mis brazos no son barricadas

en los pasillos de escape,

bailo desvergonzado un vals

abrazado a las sombras de un futuro

que se murió de hambre,

que pese a mi porfía

nunca fue siquiera un sendero.

 

Y no está del todo mal

porque mi poesía tomó su forma,

así que se acomoda perfecto

en todos los espacios vacíos

que me ha regalado con su huída.

 

Ay Señora,

ya no se asome ni fuerce la vista,

que lo de más allá del horizonte

no es más que un buen amor,

y en estos días nadie quiere

que así le quieran.

0 Comentarios.De ellos me alimento.: