Me entrego a la escritura,
insaciable de sacar versos del sombrero.
Y hago mil cartas por minuto,
para despedirme, para saludar,
para enamorar, para acariciar.
Pero hay tiempos que son del silencio,
¿Qué más da si ya no puedo ser poeta?
Si aun recuerdo siempre
cuando no habías aprendido a llorar.
Y no importa nada,
mientras mis manos puedan anidarse en ti,
para hacerte temblar, para detener tu respiración,
No importa nada si mi aterrizaje puede ser
una vez más, absoluto en tu interior.
1 Comentarios.De ellos me alimento.:
Tampoco importa nada si al final siguen surgiendo los poemas, para deleite de quien tropieza con ellos.
Un saludo
Publicar un comentario