Santiago,
por la mañana.
Corren almas errantes
por sus venas.
Ellas también han comprado sus sueños
en incómodas cuotas diarias.
Con otros han dejado a sus crías,
con ellas traen sus miedos,
y pasan el viaje pensando en como sería si
cualquier cosa.
Miran con envidia a los escolares cimarreros,
maldicen al banco,
echan de menos a sus hijos,
le duelen las piernas y el día recién comienza,
les agarraron el poto en la micro y no en la casa.
Así y todo se ven dignísimas
en sus trajes de oficina...
Otro día en su ciudad...
1 Comentarios.De ellos me alimento.:
Las bellas mujeres de Santiago con la piel del comienzo.
Benjamín que placer leer nuevamente tus bellos trazos.
Linda semana, un abrazo.
MaLena
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